martes, 12 de junio de 2012

Amor de verano


Todo empezó en una tarde de verano en la que el sol resplandecía con tanta intensidad que la playa estaba abarrotada. Los niños jugaban en la orilla con sus cubitos y paletas, la gran mayoría estaban dándose un baño o tomando el sol.

En la tranquilidad de la mañana todo se vio alterado por la aparición de un gigante tiburón, algo inusual en aquellas playas de Málaga. Todo el mundo salió corriendo del mar hacia la orilla, pero una joven se vio agobiada y calló a la arena sin poder salir del mar. Un chico la vio y no se pensó dos veces en ir a rescatarla. Cuando el chico se agachó a ayudarle, la chica estaba desmayada. El joven se dio prisa y la sacó rápidamente del agua antes de que el tiburón los alcanzara.

En la orilla, el chico tendió a la chica e intentó reanimarla. Unos minutos después, la chica abrió los ojos y cuando el chico la miró, sus miradas se cruzaron de tal manera que los dos quedaron locamente enamorados.

La chica se llamaba Lola. Era una chica muy extrovertida y simpática. Ella era de Málaga y vivía con su familia, aunque en el invierno ella se iba a estudiar a Huelva. Lola quería dedicarse a la enseñanza de Primaria, por lo que estaba estudiando Magisterio. Estaba en el primer año de carrera y era muy buena estudiante.

El chico se llamaba Carlos. Él era de apariencia seria pero en el fondo era muy divertido y romántico. Vivía en un pueblo de Sevilla y estaba pasando unas vacaciones con sus amigos en Málaga. Carlos estudiaba también primero de carrera,  Arquitectura, aunque era un año mayor que Lola porque había repetido 4º de ESO.

Desde aquel momento sus vidas cambiaron.

Cuando se conocieron, se preguntaron el nombre y cada uno se fue con sus amigos.

Sin dejar de pensar el uno en el otro, comenzaron a buscarse en el Twiter y fue Lola quien encontró a Carlos. Comenzó a seguirlo y cuando Carlos vio que Lola lo seguía, la siguió inmediatamente. Comenzaron a hablar y se dieron el número de teléfono. Por el Whatsapp quedaron en el sitio donde se conocieron.

Era tarde y Lola todavía no había llegado. Carlos empezó a impacientarse y llegó a pensar que lo dejaría plantado, pero en el último momento Lola apareció. Ella se disculpó por la tardanza y le dijo que había llegado tarde porque había perdido el autobús de las siete y tuvo que esperar el de las siete y media.

Carlos le dijo que no se preocupase, que a todo el mundo le puede pasar.

Primero pensaron dónde iban a ir y decidieron quedarse sentados en las rocas de la playa porque era tarde para ir al cine. Comenzaron a hablar de todo tipo de cosas: familia, música, estudios, etc.

Después el la acompañó a su casa y quedaron en verse al día siguiente por la mañana en la playa.

Cuando Carlos fue a la playa, Lola ya estaba allí con sus amigas. Carlos también iba con sus amigos. Todos se conocieron y pasaron un día espectacular, aunque Lola y Carlos siempre más alejados del resto.

Ellos quedaron en verse por la tarde, a las ocho, en el parque que se encontraba al lado del cine.

Decidieron ver una película romántica, en la que el protagonista desaparecía y su amada no paró de buscarlo hasta encontrarlo.

Después de la película, Carlos decidió invitar a Lola a cenar y ella aceptó encantada.

En la cena se dieron cuenta de que tenían en común muchas cosas y se entendían perfectamente uno al otro.

Al acabar la cena, Lola se tenía que ir, pero Carlos insistió en que se quedara un rato más. Lola no pudo resistirse ya que su corazón le decía que algo importante iba a pasar esa noche. Fueron a tomarse un refresquito y esta vez invitó ella, aunque él dijera que no.

Después de esto, él la llevó a la playa a pasear por la orilla y él se atrevió a cogerla de la mano. Entonces Lola comenzó a sentir mariposas en el estómago.

Con la luna de testigo, Carlos acercó su boca a la de Lola y, mirándose fijamente a los ojos, sus bocas quedaron fundidas en un gran beso. Los dos sintieron cómo un sentimiento nacía en sus corazones.

Llegó la hora en la que Lola debía marcharse y Carlos, todo un caballero, decidió acompañarla, no quería que le pasara nada y despidieron con otro gran beso.

Esa noche quedaría en sus recuerdos para toda la vida.

Durante las vacaciones de Carlos, Lola y él vivieron unos momentos inolvidables, pero llegó el día en que Carlos tenía que partir para su pueblo.

Lola estaba muy triste porque creía haber conocido al amor de su vida y no quería perderlo, pero Carlos le prometió que su historia de amor no acabaría con un adiós, sino con un hasta luego.

Siempre hay un momento en el que el camino se bifurca. Cada uno toma  una dirección pensando que los caminos algún día se volverán a unir. Desde tu camino ves a la otra persona cada vez más pequeña, no pasa nada, estamos hechos el uno para el otro, pero al final solo ocurre una cosa: llega el p… invierno.

Y de verdad te das cuenta de que todo ha terminado. Ya no hay vuelta atrás, lo sientes y, justo ahí, intentas recordar cuándo comenzó todo y descubres que todo comenzó antes de lo que pensabas, mucho antes, y es ahí, justo en ese momento, cuando te das cuenta de que las cosas sólo ocurren una vez. Y por mucho que te esfuerces ya nunca volverás a sentir lo mismo.

Carlos y Lola no volvieron a verse, pero…¿quién sabe lo que pasará en el futuro? ¿Sus destinos volverán a cruzarse?

Continuará…

Autoras:
Mª Isabel Aguilar Pérez. 4º ESO.
Mª Carmen Muñoz Morillo. 4º ESO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pedimos, por favor, que los comentarios sean respetuosos y constructivos