martes, 5 de junio de 2012

El teléfono misterioso

María era una niña que vivía en Notrademus, una pequeña villa del norte de los Pirinées. Ella vivía con sus padres, su hermana mayor Jeniffer y su hermanito pequeño Dylan.
Era un invierno muy frío y ellos salieron a pasear a su perrita Layka, en una tarde.

En esa tarde de paseo, fueron a una tienda de antigüedades llamada, Cheskybola, y se quedaron impresionados de un teléfono color marfil, que había en una estantería. Ese teléfono ya tenía su tiempo encima, y ellos decidieron regalárselo a  su madre, porque era un día especial para ella, era su cumpleaños, que ya estaba puesta en mas de los 50 años.

María, estaba muy contenta, al gastarse todos los reales que tenía ahorrados para su buena madre. Aunque sus hermanos la ayudaron en el regalo, era un regalo de todos ellos. Al llegar a casa, se reunieron en el salón para sorprender a la cumpleañera. Cuando la mamá entro en el salón, se quedo sorprendida al ver el bonito regalo de sus hijos queridos. Al cabo de los minutos lo colocaron en un mueble, haciendo colección con los demás teléfonos coleccionados por Julia, la madre.

Al cabo del tiempo, la familia estaba sorprendida de los ruidos que escuchaban a media noche. Una noche, de estas en la que el tiempo está revolucionado, al padre, Gustavo, le desapareció el reloj, regalado por su mujer en el aniversario de bodas, al que el le tenía mucho aprecio. Todos juntos, lo buscaron por casa, pero no aparecía por ningún  rincón de la casa. A Dylan, después de un tiempo,  le desapareció su estuche de Pokemon , al que el adoraba mucho.

Ya la familia Durains , comenzó a preguntarse que es lo que estaba sucediendo en la casa Durains. 

Llegó la Navidad, y todos estaban saltando de alegría y deseando de escuchar las doce campanadas. Era Noche Buena, y se fueron a cenar a casa de sus abuelos con todos sus tíos y primos, a pasarlo en grande durante la cena, porque después llegan las risas y alegrías para todos cuando se van al bar Purinday, donde se reúne toda la gente y civilización de ancianos para disfrutar de la Navidad.

En la villa, era tradicional, estar todos juntos comiéndose las chuches y los frutos secos, que ponía el dueño del bar, para estar allí todos reunidos. Después, a más de de las doce, empezaba la música y todo el mundo bailaba. 
Los adultos podían beber todo el alcohol que quisieran, pero sin abusar mucho, ya que a la mañana siguiente tenían que ir a la misa, para escuchar las plegarias del Padre, dándole la bienvenida a la Navidad.

A los cinco días siguientes llegó la esperada Noche Vieja, donde por tradición en Notredamus, se le daban los regalos a todos los niños. María, Dylan y Jeniffer se levantaron muy temprano para ver los regalos. Cuando bajaron al salón, estaban muy contentos con todos sus regalos, pero la madre tenía un carácter pensativo, al ver que ella y su marido, habían dejado mas regalos para sus queridos hijos. 

Julia y Gustavo, se fueron para la cocina a hablar de lo que estaba ocurriendo con los regalos de sus hijos.
Empezaron a pensar y llegaron a la conclusión de que alguien pudo entrar en casa, mientras ellos estaban disfrutando de la cena en casa de los padres de Julia. Pero razonaron más la situación y  también unieron la perdida del estuche de colores y del reloj de Gustavo. 

Esa noche el padre se quedó despierto, para ver lo que  estaba sucediendo, y todo estaba tranquilo, nada de que preocuparse. A eso de las cinco se tendió en el sofá, para no quedarse dormido. Ya amaneció y todo estaba en orden.

Se lo contó a Julia, y esta se alegró de la situación, pero en el escritorio pegado al teléfono había un lapicero y una libreta de los apuntes de Jeniffer, que al echar mano de ello, no lo encontraba. Se lo contó a su mamá y juntas lo buscaron.
Pero no apareció y al llegar el padre se lo contaron y este dijo que es imposible eso, que el no había escuchado ni visto nada durante la noche.

Entrando  la Primavera Maria y su madre  hicieron en su casa una limpieza.
Empezaron a limpiar muebles,lamparas,libros, y también la colección de teléfonos de Julia.

Cuando empezaron a limpiarlos vieron cómo el teléfono de color marfil, el que le habían regalado sus hijos, pesaba más de lo habitual. Esto hizo sospechar a  Julia y a Maria y se lo llevaron a su padre para que viera que le pasaba.

Gustavo intentó arreglar el teléfono y desmontarlo para ver qué tenia dentro, pero no había forma de abrir el teléfono.

Todos estaban preocupados, en ese momento María recordó cuando el dependiente antes de comprarlo le dijo que ese teléfono había sido devuelto varias veces. Esto hizo cambiar a Gustavo y decidió llevarlo mejor a otra tienda de antigüedades distintas.

En la tienda Hormecity , tampoco encontraron una solución para abrir el teléfono . 

“ No no se lo que le puede pasar, es imposible abrirlo”.

Esta  misma respuesta le dieron en 3 tiendas más.
Todos se tuvieron que ir a casa con el teléfono igual que cuando se lo llevaron.
Pusieron el teléfono en el estante y no lo tocaron mas.

Un día Dylan y su amigo estaban jugando con una pelota en el salón y sin querer tiraron el teléfono.
Se hizo una brecha y Dylan fue corriendo a decírselo a María.

Ésta lo tiró al suelo con mucha fuerza y se rompió en dos. 
María se quedó sorprendida  por que del teléfono empezaron a salir todas las cosas que habían desaparecido... y también un pequeño duende verde.

Estaba muy asustado pero María y Dylan intentaron tranquilizarlo.
El duende les explicó que  robaba cosas para poder comprar libros,colores y cosas para hacer manualidades en su país.

 Maria le explico que eso de robar estaba muy mal, y que ellos le ayudarían a conseguir material para que el pudiera aprender.

El duende les dio las gracias y le dijo que por favor  no les dijiera nada a sus padres. 
Dylan y María le hicieron caso y le buscaron un agujero donde pudiera vivir cómodamente.

Gracias a Dylan y María el duende pudo vivir fuera del teléfono felizmente aprendiendo muchas cosas. Se convirtieron en sus mejores amigos.
Dylan tubo el detalle de arreglar el teléfono a su madre y todo volvió a la normalidad.

Autoras: 
Isabel Pilar Morillo Carmona, Marta Aguilar Torres, Mª Dolores Alés Morillo y Cristina Vera Aroca. 4º ESO.

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