martes, 12 de junio de 2012

El monstruo y las 3 niñas



Erase una vez tres niñas que eran muy amigas y quedaron en casa para ver una película de miedo una noche de Halloween. Las niñas estaban tan tan asustadas que salieron a correr a la habitación de Concha, una de ellas. Cuando se dieron cuenta, estaban metidas en la película, haciendo la fiesta del pijama allí, en medio de la habitación.

De repente, se abrió la puerta y entró un gran monstruo verde, con piel de rana, ojos de búho, lengua de serpiente, alas de águila y cola de león, que entró diciendo: 

- ¡Os voy a comer, malditas niñas, me vengaré por haberos metido en mi casa, que es sagrada y ninguna persona que entra vuelve a salir.

Las niñas, muy asustadas, salieron a correr al desván y, una vez allí, se dieron cuenta de que había muchos esqueletos colgados por el techo, puestos en las sillas, en los muebles viejos…
El monstruo las persiguió y acorraló en una esquina del desván. Ellas empezaron a llorar y a rogarle que no les hiciera nada, que ellas se metieron en la película sin querer, que estaban muy asustadas, salieron a correr y de repente estaban allí metidas con él.

El monstruo, feo y malo, les dijo que él, en verdad, no era malo, que no quería hacerle daño a nadie, pero que como todo el mundo le tenía susto, él no podía saludar a nadie ni decirle a nadie que sus intenciones eran buenas.

Las niñas se acordaron de haber escuchado eso antes, en algún cuento o en alguna película, y entonces le dijeron al monstruo que no se preocupara, que sabían lo que se sentía y que también sabían lo que tenían que hacer.

Entonces, el monstruo malo les dijo que, por favor, le dijeran qué había que hacer, que él quería hablar con la gente y relacionarse sin que nadie le tuviera susto.

Las niñas le dijeron:

- Hay que salir a la calle, ser muy muy simpático con todos los niños, con todas las ancianitas y con todas las personas del mundo entero, porque, al ser tan grande, tener alas y lengua de serpiente, puedes hacer muchas cosas y cosas muy buenas para la gente.

El monstruo, muy triste, empezó a llorar y a decir que no iba a poder hablar con nadie porque nadie iba a querer, era muy feo, muy grande y daba mucho susto. Él entendía que la gente le tuviera susto y que nadie quisiera hablar ni relacionarse con él.
Las niñas le dijeron que no se preocupara, que ellas lo ayudarían, irían delante de él y les dirían a la gente que no pasaba nada, que el monstruo era bueno y que sólo necesitaba relacionarse un poco con las personas para demostrarlo.

Las niñas eran amantes de Justin Bieber y le dijeron al monstruo:

- Aunque te odie mucha gente, siempre habrá otra mucha que te  quiera mucho, por ejemplo mira a Justin. Hay mucha gente que lo odia y lo critica, pero él sabe que también hay otra mucha para las que es muy importante. Tú puedes ser igual y, aunque te critiquen y te digan cosas, ten claro que nosotras nunca te vamos a abandonar, porque no nos has comido y has sido muy bueno.

El monstruo, casi llorando, se arrodilló y les dio las gracias a las tres niñas. Salieron a la puerta y el monstruo empezó a hablar con todo el mundo. Se dio cuenta de que, realmente, la gente no lo odiaba, de que al final se lleva bien y son buenos con él.

Las niñas, después de hacerle este favor al monstruo, le pidieron que las ayudara a salir de la película y las devolviera a la realidad.

El monstruo muy contento por poder relacionarse con la gente ya y no darle miedo a nadie, para agradecérselo, les enseñó el camino a la vida real: era meterse en un armario y una vez allí, tocar el botón de “VIDA REAL”.

Las niñas así lo hicieron, se subieron en el armario, pulsaron el botón y en menos de cinco minutos estaban en la casa de Concha, de nuevo viendo la película, que pasó de ser de un monstruo tenebroso  a ser de un monstruo guapo y guay que ayudaba a la gente con problemas.

Autoras:
Mª Dolores Arroyo Hermoso. 3º ESO
Concha Hermoso. 3º ESO.
Irene Morillo Pozo. 3º. ESO.

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